La necesidad de la reforma electoral en España. Es un tema crucial para nuestra democracia y merece una atención cuidadosa.
La Reforma Electoral en
España: Un Llamado a la Modernización
España ha experimentado cambios
significativos desde la transición a la democracia en 1978. Sin embargo, uno de
los aspectos que ha permanecido relativamente inalterado es nuestro sistema
electoral. Es hora de considerar una reforma profunda para garantizar que
nuestro sistema represente de manera más justa la voluntad de los ciudadanos.
¿Por qué es necesaria la
reforma electoral?
- Desigualdad en la representación: El sistema
actual favorece a los partidos mayoritarios y penaliza a los más pequeños.
Las circunscripciones provinciales y la Ley D’Hondt a menudo resultan en
una asignación desproporcionada de escaños. Esto significa que algunos
votos valen más que otros, lo que socava la igualdad de representación.
- Falta de proporcionalidad: A pesar de ser
una democracia parlamentaria, España tiene uno de los sistemas electorales
menos proporcionales de Europa. Los votantes merecen que sus preferencias
se reflejen de manera más precisa en el Congreso de los Diputados.
- Incentivos para la concentración del voto:
El sistema actual fomenta la concentración del voto en los dos principales
partidos, lo que dificulta la entrada de nuevas fuerzas políticas, y
aumenta el poder de los partidos nacionalistas no constitucionalistas. Una
reforma podría alentar la diversidad y la competencia política.
- Representación territorial insuficiente,
incluso prácticamente inútil.
La reforma electoral es esencial
para fortalecer nuestra democracia. Debemos superar las barreras políticas y
trabajar juntos para garantizar que cada voto cuente y que todos los ciudadanos
estén representados de manera justa.
Para mi análisis, he tomado como
referencia el Informe sobre la reforma del sistema electoral (Presentado a la
Comisión de Estudios del Consejo de Estado en Diciembre 2008), realizado por D.
José Ramón Montero Catedrático de Ciencia Política Universidad Autónoma de
Madrid y D. Pedro Riera Universidad de California en San Diego y Centro de
Estudios Avanzados en Ciencias Sociales.
Reflejaré simplemente unos
pequeños párrafos, donde ya avisaba en 2008, lo que podía pasar, y que ya está
sucediendo en 2024, por no modificar a tiempo la Ley, por los dos grandes
partidos.
Creo sinceramente que frente al
populismo y los enfrentamientos a los que nos estamos viendo sometidos
diariamente los ciudadanos, se necesita una política de Estado, pero con
mayúsculas. Ya que todo lo que está sucediendo nos está llevando a un
descrédito gravísimo de las instituciones y de la propia democracia, generando
una profunda situación de inestabilidad política, que redunda muy negativamente
en los mercados y en la propia economía e inversiones del País.
¿Estamos realmente a tiempo de
solucionarlo?. Sinceramente creo que si, pero no podemos perder más tiempo, y
nuestros dos grandes partidos deben sentarse Ya, para hacer esa verdadera política
de Estado que necesita nuestros País.
Dejo algunos párrafos del citado
informe que hable sobre nuestro sistema actual, que considero muy interesantes para argumentar
mi artículo.
-Este procedimiento ocasiona unos
desequilibrios muy intensos en la influencia individual de los votos. Aunque
todas las provincias tengan al menos tres diputados, las desviaciones del
prorrateo son significativas. La combinación de aquellos criterios con las
diferencias poblacionales de los distritos españoles ocasiona diferencias
interprovinciales de una intensidad extraordinaria. La consecuencia es que se
acumulan los efectos de sobrerrepresentación en el prorrateo y en la magnitud
de los distritos menos poblados con los de infrarrepresentación de los más
poblados. Por lo tanto, los distritos que distribuyen menos escaños se encuentran
notablemente sobrerrepresentados, mientras que los que más reparten sufren una
aguda infrarrepresentación. Los distritos extremos que habitualmente sirven
como referencia son Soria, con dos diputados en 2008, donde bastan alrededor de
28.000 votantes para escoger un diputado, y Madrid, con 35 diputados, donde se
necesitan unos 100.000. En otras palabras, el voto de un ciudadano de Soria
tiene un valor, en términos de representación parlamentaria, cerca de cinco
veces superior al de uno en Madrid. Según uno de los distintos índices de
representación existentes, en todas y cada una de las consultas electorales
cerca del 75 por ciento de los distritos ha resultado sobrerrepresentado, y en
un 52 por ciento alcanzaba a ser una sobrerrepresentación considerable (Penadés
1999: 294-295). Ello hace que España aparezca en el lugar decimosexto entre los
78 casos analizados por Samuels y Snyder (2001: 661) con mayor grado de
desviación en el prorrateo en el mundo; en Europa, sólo Andorra e Islandia
presentan niveles superiores (Samuels y Snyder 2001).
-La fórmula D’Hondt tiene una
bien conocida tendencia a favorecer en mayor medida a los partidos grandes y a
castigar con mayor dureza a los partidos pequeños, sobre todo si son de ámbito
nacional
-La
presencia de muchos pequeños partidos nacionalistas o regionalistas en el
Congreso de los Diputados no es incompatible con esa moderada fragmentación: su acceso a la Cámara no llega a ser un
problema especialmente grave para las tareas parlamentarias, ya que por
lo general los dos primeros partidos han superado holgadamente el 80 por ciento
de los escaños (y ha llegado en 2008 nada menos que al 92 por ciento). Pero la
importancia estratégica de esos partidos aumentó considerablemente a partir de
1993, al tratarse de los únicos partidos con capacidad para apoyar
parlamentariamente a los gobiernos minoritarios. Desde entonces, muchas
propuestas sobre el sistema electoral del Congreso han pretendido eliminar o al
menos reducir esa importancia, que es erróneamente atribuida a una por lo demás
inexistente Ley D´Hondt y a otras supuestas consecuencias de sus restantes
elementos.
Sobre este párrafo, quiero hacer
un paréntesis, ya que es justo en el momento que nos encontramos y que ya
avisaba dicho informe. En el momento de su redacción, no se esperaba que los
partidos minoritarios pudieran influir por número de escaños, en las decisiones
políticas del Estado, aunque ya avisaba de la necesidad de modificar la Ley
electoral en España, para que no pudiera pasar estas circunstancias. Pues bien,
YA ha llegado ese momento, donde se hace imprescindible ese acuerdo entre los
dos grandes partidos, o ambos serán culpables de la ruptura de nuestra
democracia, tal y como la conocemos.
Y sigo con el informe.
-Los partidos minoritarios con
apoyos electorales dispersos en todo el territorio nacional han sido
sistemáticamente perjudicados, aunque cabe denominar a esa desviación con los
términos de proporcionalidad o desproporcionalidad, utilizaremos el segundo,
siguiendo la recomendación de Lijphart (1995: 59), dado que los valores de
todos los numerosos índices diseñados para medirla aumentan cuando lo hace la
desproporcionalidad. Así ha ocurrido con AP en los años setenta, con el CDS en
los ochenta y con el PCE/IU en todas las consultas. En cambio, los partidos con
electorados concentrados en uno o en unos pocos distritos, normalmente de
naturaleza nacionalista o regionalista, han logrado una representación
equilibrada
Como ya sabemos, sólo se reparten
248 escaños (entre 50 circunscripciones) atendiendo a criterios de proporción a
la población, lo que da lugar a una desigualdad territorial de la
representación que afecta significativamente a la desigualdad del voto. Por su parte,
esta desproporción territorial puede resultar reforzada por una notable
distorsión de la proporcionalidad entre los partidos, ya que el pequeño tamaño
de muchos distritos provoca que los escaños se repartan sólo entre los dos
primeros, dejando a los partidos no mayoritarios sin representación
parlamentaria.
Y hoy
mejor que nunca, este párrafo define claramente la urgencia de la modificación,
que en dicho informe se hacía inviable en el momento de ser redactado, sin
embargo hoy es una gravísima realidad.
-Por último, existe la
posibilidad de que el partido en el poder decida emprender una reforma
electoral contraria a sus intereses estrictamente electorales. Se trata de
situaciones en las que el objetivo de la maximización de escaños por parte de
los partidos en el gobierno se subordina a la consecución de otros fines como
la aprobación de una reforma constitucional, el aumento de la rendición de
cuentas por parte de los diputados o el cese de las actividades corruptas por
parte de representantes de los ciudadanos. “Este último grupo de circunstancias tampoco
parecen constituir razón suficiente para que se reforme el sistema electoral
español. En primer lugar, la actual distribución de escaños en el Congreso de
los Diputados hace que todos los grupos minoritarios carezcan por sí solos, no
sólo de la capacidad para vetar cualquier iniciativa para reformar la Constitución,
sino también de la oportunidad para poner trabas a la aprobación de cualquier
iniciativa gubernamental”. Así, es muy difícil que puedan forzar la
reforma del sistema en un sentido proporcional. Y por lo que se refiere a la
rendición de cuentas por parte de los diputados individuales o a la existencia
de casos de corrupción, no parece que la regulación española, con una baja
magnitud de la circunscripción y un sistema de listas cerradas, haya funcionado
negativamente.
Así pues, nuestro país, como ya
hemos comprobado con anterioridad, tiene un sistema electoral en principio
proporcional, pero con resultados fuertemente desproporcionales
La reforma electoral es esencial
para fortalecer nuestra democracia. Debemos superar las barreras políticas y
trabajar juntos para garantizar que cada voto cuente y que todos los ciudadanos
estén representados de manera justa. ¡Hagamos que nuestra democracia sea más
inclusiva y representativa!, ya que si no, nos veremos abocados a una gravísima
crisis política, como ya tenemos en la actualidad, sino económica que afectará
a toda España.
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